¿Tienen cabida las aplicaciones de gestión relacionadas con el social media en la empresa?

Ayer recibí una newsletter de SocialBro y me sorprendió mucho el contenido. Se trataba de una newsletter de celebración de las 1000 cuentas Pro. Me pareció un número relativamente bajo tratándose de un servicio con algunos meses en funcionamento y del que todos hemos oído hablar y/o usamos ya sea en su versión Pro o en su versión gratuita (que es mi caso). De ahí el título del post.

Mi experiencia en este ámbito tan cambiante me ha llevado a la conclusión de que las empresas todavía son reticentes a generar gasto relacionado con software para gestionar todo lo relacionado con el social media. Existe una realidad representada por grandes empresas y multinacionales que ven ese gasto como una inversión y no dudan en invertir en herramientas que ayuden a aprovechar la actividad realizada en los social media (a través de herramientas de gestión de cuentas como Hootsuite, SocialBro, Cotweet,..) y gestionar e integrar mejor esas relaciones dentro del flujo productivo de la empresa (a través de herramientas que contribuyen a hacer más sociales partes de los procesos internos como Salesforce, Zendesk, Jobvite,…). Pero también existe otra realidad representada por la PYME, la administración pública y el trabajador autónomo que es reticente a invertir en algo que no pueda darle beneficios en el corto plazo.

La crisis que vivimos tampoco ayuda a que este tipo de aplicaciones tenga su cabida. En el caso de las PYMEs (y de sólo aquellas que han decidido explorar este nuevo ámbito) tengo claro que es el community manager el encargado de hacer evangelización de su trabajo y de mostrar la repercusión que este tiene en la cuenta de resultados. Sus armas son pocas y gratuitas, herramientas freemium con cada vez com más limitaciones de uso. Un pez que se muerde la cola. Si dispusiera de una  gestión de cliente integrada con el social media (un Social CRM) podría aprovechar mejor mi relación con el cliente y vender más y mejor, o si dispusiera de una gestión de la actividad más optimizada ahorraría tiempo y costes. Puede que en mayor medida de lo que las empresas creen el ROI de su actividad pasa precisamente en invertir más, para gestionar mejor esa actividad, y sobretodo, poder medir si realmente existe ese ROI.

Es cuestión de tiempo.