La reputación en la red es lo que decimos pero también a quién seguimos
La reputación es algo complicado de manejar en la red, más complicado cuanto mayor es nuestra red. Por esa razón las empresas andan con mucho cuidado con lo que publican, y las que tiene los recursos necesarios se cuidan mucho de monitorizar lo que se dice de ella. Pero a menudo la reputación empieza por nosotros mismos.
Hay que publicar contenido que no dañe a nadie. Un ejemplo. No hay que hacer chistes ni juegos de palabras con desgracias ni catástrofes, como hizo Wallmart con el terremoto que asoló Mexico:
También hay que tener cuidado con lo que se publica y tener siempre en mente que siempre hay gente que nos está leyendo. Un ejemplo. Si eres una figura política no debes tirar los tejos en twitter a una modelo de bikinis de 24 años. Incluso puedes confiar en que puedes borrar los tuits, pero puede haber plataformas a favor de la transparencia que estén monitorizando lo que tu borras.
Si tenemos un gran volumen de usuarios que nos siguen, no solo los usuarios se fijarán en nosotros, también los medios, que estarán al tanto de lo que publicamos, pero también de qué miembros están en nuestra red. Un ejemplo. Si eres Mike Tyson (aquel que mordió una oreja a un contrincante en medio de un combate) puede que sea noticia que sigas a Luis Suárez (famoso recientemente por morder a un contrincante en medio de un partido de fútbol). O peor, puede que tengas que abandonar twitter si eres político y sigues a cuentas de contenido pornográfico.
Si nuestra presencia tiene peso específico, ya sea porque somos una marca o porque somos una personalidad dentro de un ámbito conocido, nuestra presencia nos define tanto a nivel de publicación como a nivel de relación, si nuestra red no es la adecuada también puede hacer mella en nuestra reputación.